Corre que el tiempo corre

Tomaso Becerra
7 min readJul 21, 2020
Photo by Luke Chesser on Unsplash

Se dice que el tiempo pasa volando. Que la vida se nos va de las manos. Se entiende que, cuando estamos ocupados el tiempo pasa más rápido, y cuando estamos enfadados o en problemas el tiempo parece pasar más lento, como si se estuviera dilatando. Contrario a la relatividad de Einstein, donde se ha demostrado que entre más rápido viaje una partícula, con velocidades cercanas a la luz, su tiempo se dilata. Por eso, la vida de los rayos cósmicos que llegan a la tierra tienen un tiempo de vida promedio, se degradan, y se transforman después de haber viajado tanto tiempo.

Para nosotros los corredores, el tiempo tiene su propio significado, nos levantamos más temprano que el común denominador, para empezar temprano una largada a la montaña. Llega el momento que no es extraño levantarse a las 4 o 5 de la mañana, sin despertador. El tiempo para nosotros es súper importante en una carrera, porque sabemos que no podemos ir demasiado lentos. Incluso cuando entrenamos, casi siempre estamos preocupados por el tiempo. Por ejemplo, suelo utilizar strava para checar mi tiempo en un lapso de distancia cuando ando en la barranca de Huentitán, y me motiva mucho saber que puedo mejorar mis tiempos y que estoy mejorando día a día mi sacada.

El tiempo vale oro, y eso no lo podemos negar, porque parece que sólo tenemos una vida, la cual de cualquier modo tenemos que disfrutar.

Sabemos que el correr nos ha ayudado a ser la mejor versión de nosotros mismos, y eso nadie lo podrá negar. Eso tiene muchas consecuencias, porque una vez que somos nuestra mejor versión, cuando retrocedemos, recordamos que nuestra intención siempre es mejorar.

El mejorar un tiempo no es sólo vanidad, sino el resultado de mucho trabajo y esfuerzo que uno va dejando atrás.

El tiempo es valioso para cada uno de nosotros en distintas maneras, y nadie apreciará tanto tu tiempo, en qué lo inviertes, más que tú mismo. Pero no te preocupes, si los demás no valoran demasiado tu tiempo, recuerda que cada uno de nosotros somos independientes, y estamos preocupados en cómo aprovechar nuestro propio tiempo.

Hay personas que dedican su tiempo para los demás, y muchos de ustedes lo han hecho, con sus consejos, con sus ganas de compartir la realidad de sus propios tiempos.

En estos tiempos difíciles, también podemos ser empáticos y no postergar, ni procrastinar tanto nuestros tiempos. Recordemos que valoramos el tiempo, ese tiempo que está pasando, y que tenemos que hacer lo mejor que esté en nuestras manos para estar plenos.

Hay veces que he perdido mi tiempo en tonterías, que de alguna manera me arrepiento, pero de lo que estoy seguro, es que el día de hoy, sí aprovecharé mi tiempo.

El tiempo vale oro, en la vida y en un ultra-maratón.

Cuando corremos ultra maratones en la montaña, muchas de las veces nos preocupamos por el tiempo, porque el tiempo es muy importante, por los cortes, por la desnutrición y deshidratación. Algunos entrenan midiendo sus tiempos, y a la hora de la competencia deciden quitarse el reloj y escuchar a su cuerpo, sin embargo el consumo continuo de líquidos y alimentos es primordial. El tiempo cambia de significado para un corredor, como cuando está cansado, puede perder el ritmo y parecer que no avanza y que los kilómetros son eternos. El tiempo es continuo y parece que no lo podemos afectar con nuestros movimientos tan lentos. Sabemos que vivimos muy poco tiempo comparado con el tiempo de vida de la Tierra, del Sol, del Universo.

Haruki Murakami en su libro “De qué hablo cuando hablo de correr”, nos platica que empezó a correr a los treinta y tres años, forjándose el hábito del footing durante más de veinte años, corriendo en serio todos los días, generando por ejemplo un promedio de 10km diarios; o entre sesenta y ochenta a la semana, logrando desde 260 hasta 350 kilómetros al mes, como objetivo para correr un maratón. Sin embargo sus aspiraciones no se limitaron a sólo maratones, sino también a un ultra maratón de 100km. A diferencia de los ultras de montaña, Haruki corrío un ultra maratón en plano, logrando recorrer 100km en un tiempo de 11 horas y 42 minutos, esto en el Lago Saroma. En su libro comenta que el desgaste físico fue tremendo, y tras esa carrera, se le quitaron las ganas de correr por una temporada; eso quiere decir que el desgaste mental también fue significativo, así como la experiencia en su vida.

Al igual que Haruki, creo que el correr distancias largas nos generan un cambio en nuestro espíritu. Por ejemplo, después de esos 100km, Haruki comenta que no sabe cuán significativo puede ser para alguien que corra ultra distancia, pero que sí fue muy significativo para él. Que quizá también añada elementos nuevos a la visión que uno tiene de sí mismo. Y, como resultado, puede que los tonos y las formas del escenario de nuestras vidas se transfiguren; en mayor o menor medida; para bien o para mal. Si quieres saber su experiencia detalladamente, y el sufrimiento físico de sus 100km, seguro te recomiendo leas su exitoso libro.

Creo que mi elemento ideal de sufrimiento es la montaña, sin embargo, aspirar a recorrer distancias de 100km entre ciudades por la carretera y campos traviesa, sin duda es una experiencia que a estas alturas del partido me gustaría experimentar.

En estos últimos años la montaña, las nubes y el sol me enseñaron el ritmo de su jornada (SU TIEMPO), en las carreras como en cualquier día, mi cuerpo se fue agotando poco a poco sintiendo cada vez más las piernas cansadas; en cierta ocasión de repente se apagó el reloj y el celular, donde traía todas las herramientas de medición conocidas y me quedé solo en medio del bosque, junto con el ganado, los insectos, los árboles y los senderos que atravesaba. Aprendí que no debía de parar y seguir adelante para lograr la meta que me esperaba, además de estar preparado para situaciones de ese tipo y no extraviarme en alguna largada.

El tiempo de acondicionamiento físico es por temporadas, y se requiere de una planeación específica para atacar acertadamente y con éxito ciertos retos. Si en algún momento no logramos lo que nos propusimos en un principio, la culpa no es de los demás, sino de nuestra falta de decisión, predicción y/o preparación a los eventos.

Cuando nos comprometemos con algo, lo debemos hacer con todo el compromiso posible para tener éxito en el camino y en la meta propuesta.

Muchas de las veces me he comprometido sólo un porcentaje en mis actividades y los resultados reflejan ese compromiso. No es difícil saber cuándo entregamos todo nuestro esfuerzo en una idea clara, pero a veces sí es difícil visualizar esa línea final que un corredor de pista puede tener. Cuando nos vamos a una carrera desconocida en las montañas no sabemos con certeza la pendiente, lo técnico del terreno, y las distancias en la corteza correspondiente. Estoy seguro que alguien que estudia su ruta, puede optimizar sus resultados entrenando en el lugar, visualizar mejor sus límites, y predecir los resultados.

¿Cuántas veces dudamos en dar todo lo que tenemos que dar?

Tal vez más veces de lo que realmente queremos. Sin embargo, no todas las veces sucede lo que teníamos esperado; nuestro grado de predicción se logra con experiencia y fortaleza mental. Debemos estar preparados para los peores y mejores escenarios, para que no nos tome de sorpresa. La culpa de que no terminemos una carrera nunca será de los demás, sino de nosotros mismos, y para nuestra sorpresa, no será de la forma que normalmente uno piensa que sucede, sino con situaciones nuevas que nos llevan a nuestro límite.

“Tener espíritu, ser solo, vivir plenamente con significado, dirección y sentido, generar energía, descubrir tus valores y virtudes”

Cada vez que vamos a la montaña, es una nueva oportunidad para reafirmar la necesidad de tener claro nuestro camino, para que el cuerpo se adapte a las exigencias de las pendientes y los glóbulos rojos regulen la nueva cantidad de oxígeno que requerimos. Todos nosotros estamos listos para entrenar y vivir aventuras que pocos pueden acceder. Experimentando el valor del esfuerzo y la repetición, se puede disfrutar cada paso realizado, poco a poco, y cada vez con mayor velocidad. Es progresivo, es como cuando sales a manejar en tu automóvil y quieres alcanzar una velocidad de 100km/h, al principio le cuesta trabajo a la máquina arrancar, pero una vez alcanzada la velocidad requerida, el continuar es más sencillo, porque llevamos una inercia.

La inercia es un estado que siempre tenemos física y psicológicamente, que no nos permite que paremos nuestro impulso o que cambiemos nuestro estado actual de reposo.

Cada vez que salgan a la montaña seguramente vivirán un proceso de renovación, el secreto consiste en no dejar de reinventarse y lograr un impacto positivo en sus mentes y cuerpos. Seamos más creadores de momentos que dirigen nuestro futuro y menos consumidores del sedentarismo.

Salgamos a correr a la montaña, para que el ave nos muestre su libertad y podamos ofrecer algo de eso a nuestra sociedad. Recordemos que hoy se necesitan hombres magnánimos, con grandes iniciativas y buenos hábitos.

Con todo esto, nos tenemos que convencer que lo más importante es el respeto al medio ambiente y agradecer lo que nos ofrece. Disfrutar a la naturaleza corriendo, es una sensación muy especial, pero debemos mantenerla casi intacta solamente con nuestras pisadas.

El trail runnnig es un deporte que nos lleva a nuestros límites y ellos deben estar representados con amor y respeto a la naturaleza. No tires basura ni generes contaminación, hay una gran diferencia cuando tenemos un espacio de esparcimiento limpio y natural a una zona contaminada y sobrepoblada.

Gran parte de este artículo está basado en un capítulo de mi libro “Caminos hacia el 1% Life and Running”

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